Demonios con dientes rotos de sordos chillidos. Fauces que desgarran presos lamentos en sus letargos. Piedras que golpean sin descanso mi ventana y no descansan. Cielos que se quiebran en mil pedazos y llueven reblandeciendo las viejas heridas. Paredes que encierran reos en mentes durmientes. Techos que no cobijan almas desnudas y en la penumbra el viento la llama marchita. Del asco las mariposas del estomago se vomitan y quedan ratas que el fondo rascan noche y dia.
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